KTM Superduke GT

Algunos criticarán su orientación extrema, otros su relativa comodidad. Pero dejemos a un lado a estos aguafiestas y saludemos la integridad del fabricante austriaco que no reniega de sus genes: ¡existe un GT Ready to Race y es condenadamente bueno! ¿Buscas una moto de ocasión? Encuéntralas todas en el concesionario de motos segunda mano Crestanevada.

Notemos que KTM no engaña al cliente: esta GT es efectivamente una Superduke, ya que está extrapolada de la sensacional roadster aparecida hace dos años. Con semejante pedigrí, ¿quién esperaría conducir una Goldwing? Un manillar más ancho, una burbuja (ambas ajustables), una posición de conducción más erguida, un depósito de combustible más grande y un bastidor trasero reforzado para alojar las dos maletas de 30L son casi las únicas concesiones que se han hecho en La Bête, como a los austriacos les gusta llamar a la Superduke R…

La naranja mecánica

Fabricado en Austria sin intervención india, el Superduke GT goza de un acabado ejemplar. Excepto por algunos arneses eléctricos -y eso es sólo por criticar-, el Superduke GT sigue los estándares japoneses con una calidad percibida que está a la altura. Las agresivas líneas angulosas revelan claramente el parentesco con el roadster; sin embargo, el GT es más macizo, sobre todo visto de frente y desde atrás cuando están colocadas las maletas (una opción imprescindible, pero facturada en 785 euros). El conjunto sigue siendo coherente y anuncia claramente el color: aquí, la orientación GT no prima sobre el temperamento deportivo. Además, no hay caseta central, ni siquiera como opción…

Las maletas caben muy bien y esto no es tan habitual.

Como es habitual en KTM, el paso en modo macro revela el cuidado puesto en la elección de los periféricos. Además de las suspensiones White Power (marca que ahora pertenece a KTM), nos complace ver el sistema de frenado, que se ha confiado íntegramente a Brembo, las bombas radiales, el escultural basculante, el amortiguador de dirección y la media caña totalmente de aluminio. Y si nos centramos en la electrónica de a bordo, el Superduke GT ofrece todo un «mercadillo».

El amortiguador de dirección está oculto en la te inferior.

Sin pretender ser exhaustivo, el conductor puede contar con un sinfín de ayudas:

– 3 mapas de motor Sport (potencia máxima y progresividad desenfrenada), Street (potencia máxima pero entrega de potencia más suave) y Rain (limitado a 100 CV en lugar de 173);

– Se puede ajustar el ABS (con frenado delantero-trasero acoplado y modo supermoto) y el control de tracción;

– MSC (sistema de control de estabilidad) que convierte al ABS del Superduke GT en el primer sistema antibloqueo de frenos sensible a las curvas;

– TPMS (control de la presión de los neumáticos en tiempo real);

– MSR (Regulación del deslizamiento del motor, una opción interesante en una máquina con una relación de compresión tan alta, ¡13,2:1!)

– HHC (ayuda al arranque en pendiente, opcional);

– Ride-by-Wire (sistema de inyección sin cables pero con sensores electrónicos y servomotores);

– Quick Shifter (para subir de marcha sin cortar el acelerador y aprovechar al máximo los 144Nm de par, ¡más que una Hayabusa!)

– Control de crucero (¡Dios mío, esto es un GT!)