Con esta CBR 650 F, nacida en 2014, Honda apuesta por un nicho desatendido, el de las sport-GT de media cilindrada sin mayores pretensiones que las de una estética gratificante. Está a medio camino entre la CBF básica y la VFR, más elaborada pero también más cara. ¿Conclusión? ¿Buscas una moto de ocasión? Encuéntralas todas en el concesionario de motos segunda mano Crestanevada.
Tanto positivos como negativos…
Positivo porque el primer fabricante mundial nos ofrece una máquina estéticamente agradable a un precio que se mantiene controlado, por debajo de los 8.000 euros. Además, para este modelo 2016, la versión negra y roja que probamos no dejaba de provocar respetuosos «Wow». Es cierto que pocas veces hemos visto una decoración original tirar tanto sobre una moto japonesa: espectacular y sin embargo comedida, ¡es solo buen gusto!
Negativo entonces, porque la 650 también tiene sus carencias, como veremos, y por tanto no tiene el potencial que otras polivalentes similares como la ZZR 600 o la… CBR 600 hasta 2002. Y por una buena razón, nuestra 650 no es más que una CB650F con carenado; una roadster económica disfrazada de moto deportiva. Se nota: aunque una CBR pesa sólo 5 kg más que una CB, la «R» es más pesada de delante y requiere un esfuerzo extra para entrar en las curvas. El peso extra debido al carenado incluso la hace ligeramente subviradora.
Este rasgo no tiene nada de vicioso, sólo una cierta reticencia a tomar el punto de cuerda. Así las cosas, uno se acostumbra de forma natural y recuerda que, a pesar de su plumaje, la CBR 650 F no es una moto deportiva, aunque Honda -por marketing- la sitúe en la misma categoría que sus deportivas RR. El carenado calado es todo lo afilado que se puede desear, el cárter está bien integrado, el basculante es de aluminio fundido y los discos son dentados. Si a esto le añadimos unas llantas ligeras, tenemos un conjunto muy atractivo. No ignoremos que esta CBR ahorra dinero en otros elementos, ya que el bastidor es un simple «Diamond» de acero, la horquilla de 41 mm no es regulable y la suspensión trasera sólo puede modificar su precarga. También se ahorra en la instrumentación, que no está controlada por el commodo y no incluye la indicación de marcha engranada. Pero, por supuesto, todo esto no es vital.
Versátil por naturaleza
Con esta CBR 650, realmente tienes una todoterreno que parece una diva, y algunos podrían considerar que eso es suficiente para convertirla en un éxito. De hecho, convivir con ella en el día a día no supone muchas limitaciones, salvo para el pasajero que, a pesar de los asideros bien integrados, se queja de un asiento demasiado firme y unas piernas demasiado flexionadas. 150 km recorridos de una sola vez, por ejemplo, hicieron mella en la paciencia de nuestro pasajero y se notó claramente también en nuestras piernas. Mejor que lo sepa: en términos de confort, la 650 se acerca a una moto deportiva; lo compensa con una posición de conducción tipo roadster gracias a sus tirantes elevados, pero vuelve a perder puntos en términos de protección debido a un parabrisas bonito, pero realmente demasiado corto.
Original, la instrumentación sigue siendo minimalista
Por lo demás, la CBR 650 F es una Honda en todos los sentidos: bien acabada, manejable y fácil en todos los sentidos. Su motor es suficientemente elástico a pesar de una ligera falta de flexibilidad y un hundimiento que aparece hasta las 3500rpm. Después, tira con buena voluntad y linealidad hasta la zona roja. Así pues, poca personalidad mecánica, pero una eficacia constante que nunca desbordará las aptitudes del piloto al tiempo que le ofrece suficientes prestaciones. Sin embargo, en comparación con la anterior CBR600F lanzada en 2011, este motor menos deportivo nos deja un poco decepcionados, ya que se suponía que debía ganar en par lo que perdía en potencia, y no parece que haya sido así. ¿Lo compensa en el surtidor? Un poco: con su media de 6,4L/100km, consumía 0,2L/100km menos que el citado 600F de 2011.
Aparte de eso, todavía señalaríamos que el frenado está a la altura, más dosificable que potente, y el ABS es un poco demasiado rápido en la rueda trasera, pero nada que deplorar; es un material tranquilizador. En cuanto a las suspensiones, no somos tan complacientes porque son más firmes y rebotonas de lo habitual en Honda, con cierto desajuste entre la delantera más blanda y la trasera más dura. Esto no es un problema, pero es una característica que, junto con el subviraje, empuja al piloto a aplicarse al entrar en las curvas. Las transmisiones, en cambio, son suaves y no darían lugar a otras reflexiones si el bloqueo de la caja de cambios no fallara a menudo al volver a punto muerto desde parado.
¿Qué le parece?
Por un lado, la CBR650F es una gran compañera para el día a día en el sentido de que, como Honda que se precie, es capaz de hacerlo todo sin fallos, excepto mantenerte cómodo en los viajes largos. Bueno en todas partes, pero no excelente, no falla en uso deportivo (hay que destacar su estabilidad) y su motor no es asténico. Por otro lado, el piloto no puede evitar sentir que le falta algo, como si esperara más. Un carácter extra que este 650, a pesar de toda su buena voluntad y su bonita lista de accesorios, no podrá darte. Razón contra pasión, ¡el conflicto no ha terminado!