RANGE ROVER VELAR TEST DRIVE: ROAD COMPANION

El Range Rover Velar es la versión reducida del Range Rover en muchos aspectos. Fue un encuentro encantador.

Cuando el Range Rover Velar se presentó al mundo, yo estaba en otro planeta. Desconocía por completo este vehículo. Al final, fue algo bueno porque fui a conocer este todoterreno con muy pocas ideas preconcebidas.

Por una vez, la primera aproximación fue lateral. Fue la oportunidad de notar que este Velar es unos buenos diez centímetros más bajo que un Range Rover, pero también parece más estirado. Una ilusión óptica al fin y al cabo, porque al medir 4,80 es 6 centímetros más corto que un Range Rover Sport y, por tanto, 20 centímetros más corto que un Range Rover. Si el aspecto es similar al del Range Rover (faros + parrilla), en la parte trasera, todos son de longitud al estilo del Discovery. También me gustan las molduras que unen el capó con las puertas delanteras y el ingenioso sistema de plegado de los tiradores de las puertas.

El precio de sus cualidades

Sinceramente, era la primera vez que me ponía al volante de un Land Rover reciente. En el pasado, he estado en Defenders y Range Rovers. Siempre en el asiento del pasajero. Así que hubo un momento de emoción cuando cogí el Range Rover Velar que me prestó Land Rover París 19e. Excepto que la emoción rápidamente dio paso a la impresión. 4,80 metros de longitud, 1 853 kg para la versión probada y un precio a partir de 61 700 euros que deja pocas dudas sobre su grado de exclusividad. Por supuesto, un Range Rover cuesta hoy en día al menos 100.800 euros. De hecho, el precio se sitúa en el rango de un Range Rover Sport, que parte de 65.100 euros, de nuevo con un motor diésel de 4 cilindros y 2.0l que desarrolla hasta 240 caballos.

Si se añaden las llantas Style de 21 pulgadas y 5 radios dobles (1.540 euros), los asientos de cuero Windsor perforados (también 1.540 euros), los asientos calefactados, ventilados y con masaje, los asientos traseros calefactados y regulables eléctricamente en 20×20, la memoria de los asientos del conductor y del acompañante, el reposabrazos central trasero y la banqueta trasera reclinable eléctricamente (3.988 euros), el techo panorámico corredizo (1.744 euros) o la suspensión neumática (1.622 euros), la factura se dispara hasta los 92.384 euros.

Lujo, calma y placer

Inevitablemente, al volante de una máquina de semejante precio, estoy lejos de sentirme a gusto en las calles más bien estrechas que rodean las Buttes Chaumont. Sin embargo, el manejo y la apreciación de los volúmenes se adquieren rápidamente. También gracias a los múltiples radares. Aunque se puede modificar a voluntad, aprecio la sencillez del head-up display que, si lo deseas, sólo mostrará la velocidad del vehículo. La tecnología debería aportarnos simplicidad y tenemos que admitir que en el coche, ¡no siempre es así!

Atrapado en el atasco al final de la mañana, aprovecho para contemplar el interior del Velar. No hay nada de qué quejarse. La calidad del acabado es excepcional, señala el concesionario de coches de ocasión Alicante Crestanevada. Aprecio la instrumentación del cuadro de mandos y comienzo el proceso de aprendizaje que requiere. El cuero perforado de los asientos de estilo Union Jack es de buen gusto, mientras que el techo panorámico de cristal le permite evadirse. Pensar por unos segundos en algo que no sea la muerte de Johnny Hallyday. Sólo el desagradable recuerdo de un indicador perturba este momento de paz. Eso y el consumo instantáneo, pero más adelante hablaremos de ello.

No hace falta entrar en detalles sobre la ineptitud de utilizar un vehículo así en un entorno urbano. Así que me puse en marcha. Primero en el hipódromo de Longchamps para la sesión de fotos, y luego en los Yvelines, un departamento más adecuado para el uso del Velar. Lo que llama la atención es la facilidad con la que se conduce este coche. Aprecio su suspensión neumática en carreteras ya muy deterioradas por el principio del invierno (y la falta de interés de las autoridades públicas), pero también toda la civilidad de este motor Ingenium de 4 cilindros y 240 caballos de potencia, que es suficiente para mover los 1.840 kg de la máquina y de mí. Es suave a bajas revoluciones, pero aumenta gradualmente la potencia y es discreto a menos que se opte por el modo deportivo. El resultado es una sensación de conducción perfecta y la certeza absoluta de que este Velar es un compañero de elección para los viajes largos por autopista. Si quieres forzar el coche, la transmisión automática de 8 velocidades es suficiente. Hay que decir que la suspensión neumática no favorece este uso. La otra gran sorpresa de este 4 cilindros es el consumo de combustible. En un viaje de 70 km entre atascos, ciudad y autopista, mi Velar no necesitó más de 12 l/100 km.

Compañero de viaje ideal y no sólo para el conductor. Los pasajeros apreciarán el confort que ofrece el Velar. El más delgado de los 5 tendrá que conformarse, no obstante, con un asiento de banco central diseñado más para ser de servicio que para otra cosa. En el maletero, los 558 litros de volumen permiten organizarse con orden aunque se podría haber esperado más de un coche de 4,80 metros de largo y 1,93 metros de ancho.